Vulnerabilidad de Caracas
Caracas está ubicada en la intersección de dos placas tectónicas, tiene al Ávila por delante que es una bendición, pero también una fuente potencial de peligro, además de que buena parte de sus suelos no son firmes. Todo eso coloca a la capital del país en una importante situación de riesgo por la probable ocurrencia de fenómenos telúricos, inundaciones y vaguadas. En el 2001, la Universidad de Columbia publicó, un trabajo que considerando estos aspectos, hizo muchas recomendaciones acerca de cómo prevenir o mitigar los daños en casos de desastres.
En el deslave del Estado Vargas murieron cerca de 30.000 personas y unas 600.000 quedaron sin techo, lo cual es una muestra del daño que estos acontecimientos pueden generar. La vagauada de noviembre de 2010, fue otro recordatorio más. Por otra parte teniendo en consideración el grave terremoto ocurrido en Haití, así como también el acontecido en Chile y también en Japón, hay que pasearse por la posibilidad de que Caracas sufra un fenómeno semejante, ya considerando que ahora no son de 6°, sino de 8 y hasta 9.
El estudio de la Universidad de Columbia resalta la existencia de dos ciudades en Caracas: una formal, y otra informal que son los barrios y las acumulaciones de ranchos en distintas áreas del valle, que han crecido sin ninguna regulación de calidad en cuanto a construcción y organización. Los barrios presentan muy alta densidad poblacional, lo que significa que en caso de una lluvia fuerte o un movimiento telúrico puede acontecer una tragedia. La ciudad informal, por su propio desorden, colapsaría en caso de un terremoto y no habría manera de entrar para atender heridos y prestar la asistencia necesaria. Lugares como Petare y Antímano, similares a los barrios de Haití, son barrios que carecen de condiciones para penetrar en ellos. Moriría más gente por la imposibilidad de brindar una asistencia efectiva y rápida que por el impacto inicial del sismo.
Nunca, en la historia de los estudios urbanísticos de Caracas, se ha hecho un trabajo de microzonificación, que es el análisis de los suelos en función de designar las normas sísmicas de las construcciones. Hay áreas, como Los Palos Grandes, por ejemplo, donde no debieron haberse construido edificios altos pues el suelo está formado, en buena medida, por barro. Muchos edificios son altamente susceptibles ante un temblor. En consonancia con lo anterior, tenemos un problema de comunicación terrestre: los distribuidores de Caracas. El pulpo es neurálgico no sólo para la ciudad sino para todo el país: conecta a Oriente con Occidente. El ignorar cuáles partes del suelo caraqueño son riesgosas dificulta diseñar un plan de reforzamiento de esas estructuras.
Hay que tomar en cuenta que, si cediese una sola parte del distribuidor, el país quedaría incomunicado.Existe la posibilidad de un corte de agua masivo. El agua de Caracas es bombeada desde zonas que están a poco más de 100 metros sobre el nivel del mar hasta los 900 metros donde se encuentra localizada la ciudad. En caso de un terremoto, es muy probable que se presenten fallas eléctricas y, por lo tanto, no funcionarían las bombas, lo que dejarían sin ningún suministro de agua a importantes zonas de la ciudad. Pocas partes del Distrito Federal cuentan con tanques de agua localizados para alimentar algunas zonas, y la mayoría de ellos están en desuso, por lo que se presenta otro peligro, consecuencia de la posible falta de agua: la aparición de incendios y la imposibilidad de apagarlos.
Texto resumido de una entrevista hecha al arquitecto Carlos Gómez de Llarena.
Miguel Méndez Rodulfo
Caracas 22 de diciembre de 2011
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